Falta la visión afrodescendiente

 

MONTEVIDEO (EFE).— A raíz de la polémica sanción impuesta en el fútbol inglés a Edinson Cavani por usar el término “negrito”, convertido casi en una afrenta del imperio británico a toda una nación, la cuestión sobre si hay racismo o no en la expresión necesitaba la mirada del mundo afro de Uruguay, país natal del futbolista.
La expresión en el país sudamericano de 3.3 millones de habitantes, la mayoría de los cuales desciende de inmigrantes y una parte tiene raíces africanas, suele usarse de manera cariñosa, pero también puede ser una delgada línea roja.
Sancionado por la Federación Inglesa de Fútbol con 100,000 libras y tres partidos por responder en Instagram a un seguidor con la expresión “gracias negrito”, Cavani despertó revuelo en Uruguay, donde la etiqueta #GraciasNegrito fue trending topic en Twitter.
De uso común en el español rioplatense y diversos dialectos latinoamericanos, incluso la Academia Nacional de Letras de Uruguay argumenta que formas como “negri”, “negrito” o “negrita” pueden ser apodos para expresar cariño.
En la historia del fútbol uruguayo destaca el caso del capitán de la selección campeona del mundo en 1950, Obdulio Varela, quien pasó a la historia con el mote de “El Negro Jefe”.
Eduardo Galeano narraba en su cuento “Los negros” (de “El fútbol a sol y sombra”) que en el primer campeonato sudamericano (1916) Uruguay fue acusado por Chile de “alinear a dos africanos”, Isabelino Gradín y Juan Delgado, ambos bisnietos de esclavos. La Celeste era la única selección del mundo “que tenía jugadores negros”.
Tomás Olivera, representante de la asociación afrouruguaya Africanía, recuerda que el término es “común y corriente” en castellano y no es “nada ofensivo”.
“A veces me dicen ‘negro’ o ‘negrito’ y me lo han dicho con cariño. Uno se da cuenta en la forma, en la expresión, cuándo es algo peyorativo, cuándo es algo insultante y cuándo algo es un término cariñoso”, asegura.
Olivera, escritor y activista de 83 años, está convencido de que, como la sanción se da en un medio cultural distinto, no toma en cuenta aspectos clave.
“Cavani es una persona que ha demostrado más de una vez que es muy respetuoso del ser humano (…) desde el punto de vista sentimental y social”.
Una postura similar es la del compositor afrouruguayo Rubén Rada, quien, si bien no quiso dar declaraciones, ha manifestado su apoyo a Cavani, en línea con la defensa que ha hecho públicamente de su apodo “El Negro Rada”, que no solo no le molesta sino que le gusta.
“Me encanta que me digan ‘Negro Rada’. Antes la gente quería suavizar y decían ‘el pardito’, ‘el morenito’, ‘el morocho’. No, la palabra es negro”, ha admitido el ganador en 2017 del Grammy a la Excelencia en la música.
Una visión distinta la expresan nuevas generaciones de activistas, como Lucía Martínez, quien considera que esto fue “más allá” de Cavani, ya que el fútbol “tocó la fibra” de los uruguayos con una defensa que demuestra desconocimiento y racismo.
Señala que en los mensajes en Twitter de personas blancas justificando por qué “negrito” es aceptado llama la atención la omisión de la postura afro.
“Me parece que es el negro, la negra el que tiene que determinar si ese término es cariñoso o no lo es y el uruguayo ni siquiera puede tener la empatía para ponerse en el lugar de decir: ‘Yo, que soy blanco, estoy determinando si el otro se puede ofender o no’”, expresa.
A eso agrega que como la afrodescendencia “está en la piel” no es preciso mandar un correo de aviso de que usar esos apodos es “referirse cariñosamente a alguien por su color de piel”.
“Ahí sigues en una rosca que es racismo estructural, lo mires por donde lo mires, el racismo metido totalmente en la fibra del uruguayo y él sin poder discernirlo. Entran en la justificación y te cuentan la historia de que mi padre me decía ‘negrito’ o ‘negrita’”, sostiene.
Un análisis más profundo es el de la artista y militante del Bloque Antirracista Mayra da Silva, quien manifiesta que, si bien se desconoce su raíz, la palabra “negrito” remite a “un período bastante doloroso como fue el de la trata esclavista”.
Aunque en su opinión “la intención de Cavani no fue racista”, considera que hay que pensar también en lo que implica históricamente la palabra, es decir, su uso en la época del esclavismo, un crimen de lesa humanidad.
“Los negritos en ese período eran los hijos de las mujeres esclavizadas que también eran vendidos con sus madres o solos. Los modismos llevan a quitarle la connotación negativa y evolucionar el término a un lado afectivo, amistoso”.
“Hasta que no se comprenda que el período esclavista aún afecta y repercute en la población afrodescendiente, que hay consecuencias reales hasta el día de hoy, va a ser muy difícil poder dar un debate real, trabajar el tema y deconstruir algunas expresiones”, opina.

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