Un estudio del Programa Mundial de Alimentos (PMA) establece que la población afroboliviana es vulnerable a contraer anemia por el bajo consumo del micronutriente del hierro en su dieta diaria. Además, en nueve de cada diez hogares de los afrobolivianos de los Yungas se consume menos calcio de lo establecido, lo cual, entre otros, retrasa el desarrollo físico de la población infantil.
El anterior es parte de la investigación Evaluación de la seguridad alimentaria de los pueblos afrodescendientes en las comunidades de los Yungas de La Paz , presentada ayer en la Cámara de Diputados, en el Año Internacional de los Afrodescendientes declarado por la Organización de las Naciones Unidas.
“Este trabajo, que lo hicimos de manera conjunta con el PMA sobre el nivel de nutrición de los afrobolivianos, muestra que realmente estamos entre los más pobres de los pobres de Bolivia, porque la alimentación es pésima. Hay falta de servicios básicos, falta de infraestructura, salud y educación”, afirmó el presidente de la Comisión de Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos de la Cámara de Diputados, Jorge Medina, luego de la presentación del trabajo.
El estudio realizado el año pasado evidencia que la estructura familiar tiene una media de 3,6 personas por hogar, frente a cuatro de toda el área rural de Bolivia.
CENSO
No obstante, Medina afirmó que en Bolivia se desconoce la cantidad precisa de afrodescendientes, por lo que los cálculos que se manejan varían desde 20.000, 25.000 ó 35.000 en todo el país. Atribuye ese hecho a que el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el Censo de 2001, los puso en el casillero de ‘otros’. “Ésta es nuestra preocupación, queremos saber cuántos somos en Bolivia, cuál el grado de salud, educación y mortalidad infantil”, dijo.
En ese contexto, Medina considera que los datos del nuevo censo que proyecta el Gobierno permitirán generar acciones y políticas en favor de esta población
Además, el nivel de precariedad de las viviendas (baja calidad de los materiales de construcción) de la mitad de esta población, según el estudio, corrobora el grado de pobreza en la que viven. Carecen de servicios básicos, consumen agua de vertientes y viven hacinados; tres personas comparten una habitación.