Mediante los conciertos que se realizarán del martes 27 al jueves 29 de septiembre, se pretende mostar la gran influencia de la cultura afro en la música contemporánea, a modo también de conmemorar su integración con otras manifestaciones.
Los africanos que llegaron a América durante la Colonia dejaron su huella en las culturas del continente. De hecho, en nuestro país, el viernes se celebró el Día del Pueblo Afroboliviano, “que nos ha contagiado con su espíritu, su ritmo, con la saya, que viene a ser un poco patrimonio de nuestra cultura, y eso habla mucho de la fuerza que tiene la música y el aporte de la herencia africana”, opina Flavio Machicado, director ejecutivo de la Fundación Orquesta Sinfónica Nacional.
“En el Caribe, debido a que existe una simbiosis o sincretismo si se quiere, entre culturas, todavía tienen el fenómeno del vudú, la santería, lo cual no se dio o no se da en los EEUU, donde existió una represión mucho más profunda, los esclavos ni siquiera tenían acceso a la educación, y tuvieron que transmitir oralmente su cultura; no obstante, gracias a esa transmisión oral, mantuvieron una cultura viva, pujante, de modo que llegó a generar, por ejemplo, el jazz, que es una de las expresiones musicales que ha permitido una integración y ha tenido gran trascendencia en la cultura norteamericana”, comenta Machicado.
Y, al igual que el jazz, la música swing tiene sus raíces en los ritmos afroamericanos. Hacia finales de la década de 1920, el estilo de improvisación de dos tiempos, de la primera generación de músicos del jazz en Nueva Orleans, se transformó con la incorporación de una sección de ritmo. Luego, en la década de los 1930, con la Gran Depresión como telón de fondo, las bandas de jazz siguieron innovando, sobre todo en el barrio neoyorkino de Harlem, según explica Machicado.